Todos queremos el bienestar, un término con una respuesta para cada persona. ¿Te has parado a pensar cuál es la tuya? Preguntas para descubrir tu verdadero anhelo.

Bienestar es un término que es distinto para cada persona. La respuesta estará en consonancia con la propia percepción mental, en cómo cada uno de nosotros lo interpreta, lo aplica y lo integra en su comportamiento cotidiano.

Todos queremos bienestar, pero ¿qué es bienestar para cada uno de nosotros? Habría que empezar a separar en fragmentos su significado, ¿cuál es esa comodidad que anhelamos tener?, ¿lo sabemos? Si no lo sabemos, ¿cómo podremos saber hacia qué dirección podemos empezar a andar?, ¿qué decisiones hay que tomar que nos pongan en marcha para conseguirla?

El bienestar es un estado subjetivo que adquirirá consciencia en nosotros una vez que tengamos claro el tipo de comodidad y satisfacción que estamos buscando. ¿Cómo me voy a sentir cuando lo consiga?, ¿y después, que pasará?, ¿estaré satisfecho o desearé entonces otro tipo de bienestar?

El bienestar «madre» sería el que nos permitiera continuar en serenidad frente a los tsunamis de la vida

De manera general, tenemos la creencia de que mejorando el bienestar económico, el laboral o el social conseguiremos hacer nuestro ese deseado bienestar. Pero este tipo de comodidades están sujetas al cambio y dependen del exterior, lo que nos deja vulnerables y dependientes de los acontecimientos y personas fuera de nosotros.

El bienestar “madre”, que sería el primero a obtener, sería uno que, de algún modo, fuera perdurable en el tiempo, que estuviera a nuestra disposición en cualquier momento y situación y que, además, cada vez que echaras mano de él, se enriqueciera más y se hiciera más fuerte en ti y para ti. Uno que frente a los retos cotidianos o tsunamis de la vida nos permitiera continuar en serenidad para ser capaces de tomar decisiones acertadas y amables hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Este tipo de bienestar del que hablo es el bienestar emocional, que está directamente ligado a la auto-introspección y al auto-conocimiento.

Las pantallas de perfección son castillos de arena que se terminan derrumbando

¿Cómo gestionamos nuestras emociones, si las gestionamos? O tal vez prefiramos esconderlas, aparentando estar bien aunque por dentro el sentimiento sea de vacío. Cuando nuestra vida hacia los demás es una pantalla de perfección y hacia nosotros mismos es una desdichada fantasía, se trata de un castillo de arena que se derrumbará sí o sí, tarde o temprano; porque lo que no se sujeta sobre la coherencia, la verdad, lo natural y la autenticidad hacia uno mismo termina por derrumbarse. No es saludable.

Desarrollar autonomía emocional y con ella salud emocional nos permitirá alcanzar el equilibrio y ser y sentirnos dueños de nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, así como de sentirnos motivados ante la vida.

La autoestima es la experiencia interna de que uno tiene valor como ser humano

En este camino de la autonomía emocional, se desarrolla, además, la autoestima, que es la experiencia interna de que uno tiene valor como ser humano.

Una vez que consigues conocerte mejor, de manera sana, a través de un proceso de auto-introspección, será fácil sentir si ese bienestar que buscas es cambiar de empleo, disfrutar de unas vacaciones, comprar un coche, tener una pareja, ganar más dinero, lanzarte con decisión a por el sueño de tu vida, comprar una casa o quizás, simplemente, darte cuenta de que ese bienestar lo puedes descubrir dentro de ti. Entonces, descubres cómo sentirte completo, sereno, feliz y en armonía hacia ti misma/mismo y hacia los demás y que la vida puede ir más allá de satisfacer las necesidades materiales de la existencia.

Leticia Morales