No todas las celdas son de 4 paredes.

A casi todos nos aterroriza el mero pensamiento de que por alguna desafortunada circunstancia, o por algún impulso desesperado en la vida, tuviésemos que ir a una prisión.

Pero no nos damos cuenta de que a lo largo de cada día, pasamos de una celda a otra en nuestra propia prisión interna. Cuando nos vemos abrumados por una emoción que, en segundos, transforma nuestra fisiología que antecede a la acción, o acciones, que se pondrán en marcha a través de impulsos que dan paso rápidamente a comportamientos emocionales robóticas. Todo esto toma unos 20 segundos, desde que dejamos entrar el disparador externo hasta nuestro comportamiento en modo automático.

¿Eres consciente de cuándo estás atrapado en una emoción?

El estudio sobre las emociones  del Dr. Paul Ekman, un inminente psicólogo y una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time (2009), nos explica en su cronología de la emoción, que tenemos un programa de afecto abierto que contiene los patrones emocionales pre-escritos por nuestro pasado evolutivo –porque era útil para nuestros antepasados, y además los que hemos descubierto, que nos sirven en nuestras propias vidas en el presente.

El programa de afecto funciona automáticamente una vez aprendido.

Aunque no podemos interrumpir los comportamientos activados por los impulsos, podemos prevenir que se sigan los impulsos.

Podemos aprender a reconocer el impulso y dejarlo pasar sin tomar parte.

O, si tomamos parte, podemos hacer uso de alguna elección para encaminar qué palabras decimos y qué acciones tomamos.

 

Es cuestión de un entrenamiento emocional que nos permite elegir, tener opciones y decisiones que nos lleven a comportamientos de beneficio y bienestar hacia nosotros mismos y hacia las demás personas de nuestro entorno.

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Leticia Morales

Experta en comunicación neurolingüística y entrenamiento emocional

www.letimorales.com