Desde el nacimiento estamos destinados a convivir con las emociones, desconociendo el propósito de su existencia en nuestras vidas.

A falta de un entrenamiento emocional, aprendemos a vivir al margen de ellas, desconociendo cómo nos afectan.

Cada experiencia dolorosa que vivimos y que nos hace sentir vulnerables e impotentes, no tiene otra intención que la de cambiar la flecha de la dirección de nuestra atención, tornar nuestra mirada hacia nosotros mismos. La salida a la desconexión de nosotros mismos e incomprensión de la vida, no está en el exterior sino en nuestro interior.

A través de un conocimiento profundo de tus emociones, conseguirás auto-conocimiento, cristalizarás en tu conciencia los tesoros escondidos que hay bajo el velo de tu sub-consciente y conseguirás sentirte conectado a ese amor respetuoso hacia ti mismo, te hará sentir completo y suficiente, desde donde no necesitarás el estímulo externo para sentirte bien y querido. Podrás compartir con los demás e irradiar ese inevitablemente estado de plenitud interior propia.

Comparte ésta entrada